1. Negarlas y/o evitarlas: si las niegas y las evitas volverán a aparecer incluso si no haces de forma continua aparecerán como ansiedad o enfermedad física
2. Dominarlas y/o controlarlas. ¡Vamos mejorando!
¿Qué elijes cada momento, cada día para ti?
Yo elijo el Amor en todas sus manifestaciones: belleza, abundancia, sabiduría, libertad, verdad, merecimiento…. Elijo el Amor de Dios
Elijo confiar en mi éxito. Sigue leyendo
Al comenzar el día, justo al despertar y levantarte, mira tu corazón y decide bendecir todo lo que ese día tenga para ofrecerte. Di unas palabras de agradecimiento por la vida, por todas las bendiciones que están por llegar en ese día y elige conscientemente la belleza, el amor y la abundancia. Sigue leyendo
Así podríamos definir ese vacío que todos hemos sentido. Todos sabemos identificarlo: ese dolor en el pecho o estómago que nos oprime y crea una sensación de no entender lo que hacemos en este mundo; o ese pensamiento de «por qué tengo que sufrir». Nos sentimos con las alas y el corazón roto, muchas veces no sabemos ni el porqué. Sigue leyendo
Deshazte del pasado que te mantiene anclado a una situación que ya no existe.
Sal del círculo de negatividad que te lleva a más negatividad. Tienes el poder de cambiarlo.
Atrévete a imaginar cómo quieres que sea tu futuro, siéntelo, vívelo como si ya existiese.
Déjate llevar por esa sensación y cree en ello.
Tu presente es la consecuencia de tus pensamientos del pasado.
Activa tu futuro con pensamientos y emociones de lo que quieres ser en el futuro.
Manifiesta tus sueños.
Araceli miraba al infinito sin mirar nada. Estaba centrada en sus pensamientos, se preguntaba: "¿para qué estoy viviendo esta situación?" Intentaba entender qué tenía que aprender de esa situación que se le había repetido en distintos momentos de su vida. Sabía que debía aprenderla o volvería a vivir una situación similar. Y no quería que eso ocurriese.
Entendió que seguía anclada a creencias aprendidas en el pasado, y que todavía, no había soltado.
Deseaba soltarlo ya, si no lo hacía seguiría manifestando en su presente y su futuro continuamente lo mismo.
Decidió cambiar sus pensamientos y emociones que sentía y correspondían a ese pasado.
Dibujó en su mente cómo quería ser, cómo serían sus comportamientos, sus emociones y sus pensamientos respecto a esa situación. Comenzó a visualizar y sentir ese futuro como si ya fuese el presente. Sintió las emociones que esto le creaba en su cuerpo. Lo visualizó una y otra vez. Lo sintió una y otra vez.
Cada vez que le venían a su mente, de una forma automática y sin control esos pensamientos y sentimientos negativos, se hacía consciente de ellos y los dejaba ir, sustituyéndolos por la imagen de lo que quería ser en el presente, sintiéndose como si eso ya fuese así, generando las mismas emociones positivas que eso le creaba.
Entonces en días posteriores se dio cuenta que su ánimo, su forma de vivir la experiencia iba cambiando, acercándose cada vez más a lo que ella deseaba. La experiencia también fue cambiando hasta que dejó de existir.
Araceli había cambiado algo en su interior y se transformó en un cambio en el exterior.
Hoy estoy triste, y confusa, y aliviada, y contenta y orgullosa de mí misma, de ser capaz de amarme.
Triste y confusa porque algunas cosas no han ido como yo esperaba y deseaba, y tal vez me he dejado confundir por señales contradictorias o que yo así he interpretado. Triste por despedirme de una parte de mi pasado.
Aliviada por dejar la incertidumbre atrás y no tener que esforzarme en intentar un camino que quizás no era para mí. Aliviada de sentirme libre de expectativas.
Contenta y orgullosa de mí misma porque he sido capaz de vencer miedos, de darme cuenta que siempre hay que seguir adelante y no esperar a que lo hagan otros por ti. Descubres más de ti misma avanzando aunque fracases, que teniendo miedo a ese fracaso y no ser capaz de vivir.
He descubierto que tengo deseos inmensos de vivir. Cosas que creía dormidas están ahí esperando a ser entregadas y descubrir que también estoy dispuesta a recibir.
Por último y más importante he hecho lo que debía hacer para amarme a mí. He dicho NO. ¡Parece una palabra tan sencilla! ¡Y a algunas personas nos es tan difícil decirla!
En otro momento de mi vida habría dicho sí, a pesar de no ser bueno para mí. Habría querido demostrar al otro y, sobre todo, a mí misma todo lo que valgo y todo lo buena que soy estando ahí. Pero ahora sé que no tengo nada que demostrar porque ya soy todo sin necesidad de que otros lo vean o no.
A veces un NO significa ME AMO.
A veces quisiera abandonar la percepción de tiempo, dejarme llevar por la vida tal cual venga, sin tener que decidir a cada segundo. Decidir lo que haces, decidir lo que piensas y sientes. ¡Resulta tan agotador!
Nada de metas.
Estoy cansada. No quiero pensar. No quiero sentir. No quiero fracasar. No quiero sentirme sola.
Por momentos me siento rota en pedacitos.
Después me tomo el trabajo despacito y con amor de ir uniendo todos esos pedacitos que soy, limpiarlos, perfeccionarlos, incluso desechar alguno.
El resultado suele ser que esa nueva yo es mejor, más fuerte, más segura.
Otra versión de mí misma, lista para volver al mundo y afrontar las situaciones de manera más adecuada y positiva.
Lista para seguir encontrándome con lo que soy en mi esencia: Amor.
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